El bucle



Llego al Hospital, la Secretaría está cerrada y el letrero avisa que llamen al timbre de la Cabina 1.


En la Cabina 1 me dicen que no, que vuelva a Secretaría. Y es normal el lío porque la sala de espera estaba atestada.





La calle

Pocos comentarios puedo hacer ante esta imagen que habla sola sobre el mercado y la gente. Ya ni siquiera parace llamar la atención de nadie, encerrados en sus celdas de soberbia y egoísmo.

No hay ley para algunos polis

Sábado, 17 de julio, 21 horas.
Un coche de Policía va en dirección contraria por la calle Fuencarral, delante del Tribunal de Cuentas, no lleva sirena. Ni prisa. Para en la esquina con la calle Barceló y los dos polis se bajan y comienzan a flirtear con unas chicas. No es algo excepcional, ¿quién vigila a los vigilantes?

Sin línea

El viernes 9 de julio por la mañana unas obras cercanas y torpes dejaron a una calle entera sin línea de teléfono. Algunos vecinos llamamos para comunicarlo. El lunes, 12 de julio, casi 70 horas después, llama un técnico de Telefónica para preguntar "¿qué pasa?". Por supuesto, también llamamos a la empresa suministradora de Internet que no tenía ni idea de nada de lo que pasaba y nos puso a hacer pruebas con el router, claro en un teléfono 902.
Las consecuencias han sido muchas, muchas más de las que suponen.

Tras las fiestas


Tras la fiesta, quedan los hechos objetivos, palpables. Un semáforo destruído en el centro de Madrid ante la inoperancia de la policía municipal. Otra vez.

De nuevo, los bárbaros han lanzado las bolsas de basura a los árboles, ahí se pudren ante la pereza de los servicios municipales de limpieza. No es la primera vez, no será la última.

El Metro

Siete mil empleados del Metropolitano han iniciado una huelga contra seis millones cuatrocientos mil madrileños. Reivindican que no bajen sus sueldos. Es lógico y normal. Pero las personas a quienes perjudican no son responsables de ello. Cuando el Metropolitano tiene una línea de créditos para viviendas que ofrece a sus empleados, cuando hay sueldos medios de 38.000 euros anuales, no hablo de directivos sino de trabajadores, etc. resulta bastante difícil entender a los sindicatos subvencionados por todos, afiliados y no afiliados, realicen esa huelga sin atender a los pensionistas, parados de larga duración o empresas públicas donde la bajada de sueldo ya es una realidad. Pero claro, los sindicatos no irán contra el Gobierno de Zapatero porque se les acabaría la mamandurria, el pesebre, la vida subvencionada de la que disfrutan los sindicalistas profesionales. Vamos, que el Gobierno socialista baja los sueldos y los sindicatos se arrojan contra Esperanza Aguirre. Si los sindicatos vivieran de las cuotas de sus afiliados otro gall cantaría pero, como los partidos parlamentarios, viven de los presupuestos generales del Estado. Es decir, pagamos a la fuerza a organizaciones que son incapaces de convencernos para que nos afiliemos.
CCOO y UGT demuestran, una vez más, que poderoso caballero es don dinero. Esperemos que los sufridos madrileños afectados por los turbios tejemanejes de los presuntos sindicalistas no lo olviden cuando lleguen a las urnas.