El árbol de la mierda sigue creciendo ante la mirada impávida de los servicios de limpieza. En este caso ni la inspección del Ayuntamiento se dignó a ordenar la higiene necesaria. La basura que pende del árbol está creando su propio ecosistema.
El árbol muere, los mosquitos crecen y nuestra desesperación con ellos.
Noches de Malasaña, siempre en blanco y mierda.